lunes, 30 de agosto de 2010

LA CANÍCULA

En el año 2000, se escribía:
(…)Tal vez el mito por excelencia en la nueva era de la flexibilidad sea el de la democracia. En la literatura sobre las nuevas formas de organización del trabajo basadas en la flexibilidad se insiste hasta la saciedad en que las mismas resultan incompatibles (al menos si de verdad se pretende su optimización) con los tipos de organización, cultura corporativa, política de recursos humanos y estilo de liderazgo característicos de las tradiciones empresariales de mayor arraigo en las sociedades industriales. En definitiva, el paradigma de la flexibilidad resultaría incompatible con la cultura de “baja confianza” característica del taylorismo-fordismo, en virtud de la cual se separa la concepción de las tareas de su ejecución, ya que, una vez que se han reducido las intervenciones del trabajador a rutinas, éstos sólo deben aplicarlas. Pero en una situación caracterizada por la incertidumbre, cuanto más a menudo se deban cambiar los productos y los procesos más difícil será reducirlos a rutina y, por el contrario, más necesario será icorporar a la producción la interpretación y la iniciativa de los trabajadores. Si tenemos en cuenta que, en organizaciones de “poca confianza”, los trabajadores no comparten (ni tienen por qué hacerlo) los objetivos de la empresa, no están formados no retribuidos (ni tienen por qué estarlo) para mostrar iniciativa, dado lo cual es más que probable que utilicen su iniciativa como un elemento más en sus luchas con los superiores (ejemplo de la huelga de celo: boicotear la producción siguiendo estrictamente las normas), la única salida es crear organizaciones de “mucha confianza”, en las que se combinen la concepción y la ejecución, en las que quienes hacen el trabajo han participado en la definición de qué trabajo debe hacerse y de qué forma… (El Derecho a Vivir con Dignidad: Del Pleno Empleo al Empleo Pleno. Imanol Zubero).

jueves, 19 de agosto de 2010

¿OTRA OPERACIÓN "BANDERA FALSA"?

La historia tiende a repetirse porque los que no duermen acechan para, a la primera ocasión, recordárnoslo sorprendiéndonos por la retaguardia. A qué entrar en más detalles haciendo una relación exhautiva de hechos que aguaron la fiesta utilizando cualquier medio disponible para lanzar la piedra (o, la flecha, al incendiario, una carga dinamitadora, misiles, e incluso, los propios aviones de pasajeros contra rascacielos llenos de gente) y esconder la mano homicida, si con ello provocan el conflicto del que se beneficiará particularmente ocupando un territorio; vendiendo armas; o ganando elecciones, etc., etc., etc.
Melilla, (como Ceuta y algunos promontorios para colonias de aves en medio del agua) enclave español en el norte de África durante siglos; significativamante antes que Gibraltar en los dominios de su graciosa (y eterna) majestad, y Sicilia de Italia, un ponés, (recordando que la antigua Rusadir ya dependió de la Hispania romana; después del al’Andalus cordobés, para ser considerada parte de la corona española a partir del XV, vicisitudes aparte). Pero, ¡ah!, para sotener ciertos emplazamientos, históricamente demostrables que sólo existieron cuando el que en la actualidad los administra, es verdad, cómo no, primero violentando a los cuatro que andaban por allí esparcidos, culturizando, civilizando, qué sé yo, nada distinto al modo de la época y sobre la marcha hasta hoy han hecho las potencias dominadoras del planeta, sin contemplaciones, que en el presente agostan a marchas forzadas, como si ya tuviesen otros lugares siderales para vivir, tras esquilmarlos, donde continuar el tan poco ejemplarizante modelo de convivencia.
Pero, volviendo al principio, la estrategia denominada “bandera falsa” no deja de ponerse en marcha cada vez que espurios intereses deciden intevenir, ante el asombro de quienes vivimos cazando moscas, para vaya usted a saber qué fines defender. Así, desde los propios monarcas (más o menos legítimos) de los respectivos estados, con la interesada claque de la oposición aplaudiendo, incluido los voceros de la delegación vaticana en España (ya me dirán qué pintan los del PP, con el ex del bigote –ahora afeitado-, arrimando estopa al caldeado ambiente, para escarnio de políticos en unos momentos de nefasta imagen desde ZP para abajo), prestándose a una manipulación que puede llevarnos, si no andamos listos, a pasajes de la historia mundial que nos ponen los pelos como escarpias.
A España mismo, desde el hundimiento del “Maine” en el puerto de La Habana (como otros hundimientos, porque no sólo a nuestro país le han buscado las vueltas, si recordamos otros interesados como el del “Lusitania” frente a Irlanda, para USA entrar en la I Gran Guerra; del “Liberty” de la Navy, fondeado en la costa israelí, para éstos declarar la “guerra de los seis días” a Egipto; y, en fin, para no hacernos pesados, los ataques a la VII Flota en la bahía de Tonking, para darle cancha al belicismo norteamericano metiendo sus botas en Vietnam), excusa para los yanquis mangonear Cuba, declarando la guerra a nuestro decimonónico y deprimido país de entonces.

No es por nada, pero sería bueno no dejarse manipular con la españolidad de Melilla, entusiásticamente, marchando tras “banderas falsas” por patrioterísmo huero, al uso perejil, porque eso es lo que necesitan para acabar con nuestro entusiasmo.

martes, 10 de agosto de 2010

CONSIDERACIONES SOBRE EL CANTE FLAMENCO

Se da el nombre de cante jondo a un grupo de canciones andaluzas cuyo tipo genuino creemos reconocer en la llamada seguiriya gitana, de la que proceden otras, aún conservadas por el pueblo y que, como los polos, martinetes y soleares, guardan altísimas cualidades que la hacen distinguir dentro del gran grupo formado por los cantos que el vulgo llama flamencos.
Esta última denominación, sin embargo, sólo debiera en rigor aplicarse al grupo moderno que integran las canciones llamadas malagueñas, granadinas, rondeñas (tronco ésta de las dos primeras), sevillanas, peteneras, etc., los cuales no pueden considerarse más que como consecuencia de las antes citadas.

Admitida la seguiriya gitana como canción tipo del grupo de las de cante jondo, y antes de subrayar su valor desde un punto de vista puramente musical, declaramos que este canto andaluz es acaso el único europeo que conserva en toda su pureza, tanto por su extructura como por su estilo, las más altas cualidades inherentes al canto primitivo de los pueblos orientales.

Asimismo, no debe ser olvidado que es cualidad esencial del cante puro andaluz la que evita toda imitación del estilo que pudiéramos llamar teatral o de concierto, pues siempre debe tener presente el aspirante a premio que no es un cantante, sino un cantaor.

No debe ser motivo de desaliento para el cantaor el que le digan que desafina en determinadas notas del canto. Esa desafinación no es tal, en ocasiones, para el verdadero conocedor del cante andaluz.

Recuérdese también que una gran extensión vocal, es decir, una voz que abarque muchas notas, no sólo no es necesaria para el cante jondo, sino que, si se hace un mal uso de esa propiedad, puede ser perjudicial al más puro estilo del mismo. (Manuel de Falla. Litoral 238. La Poesía del Flamenco).