viernes, 29 de enero de 2010

LA LASTRA

-Qu’espléndidos y soleados días llevamos, Curro. Ojú, a ves si continua e’respiro y se pué trabajás en er campo.
-No se queje usted, hombre, que vamos a tener una primavera esplendorosa.
-No, Rafalita, si’ncuanto a jeso no me quejo. Per’en er pueblo los ingresos der campo es l’único que tien muchas familias.
-Paisano dígal’osté ar arcarde que solisite que le pongan ar pueblo un sementerio nucleá, qu’eso’stá mu bien remunerao. Onque va’ncontrá muchos arcardes jasiéndole competensia.
-Calle usté, Curro, qu’esas inversiones tien mucho peligro y seguro que la gente se l’echará’nsima pa protestá.
-¡Qué v’a protestá!, paisano. Jeso es en Ascó, que los catalanes son mu suyos.
-Qu’están en er mundo y no se dejan engatusar. Aunque argunas veses se pasan, Curro, no queriendo empadroná a jesas criaturas de la’nmigrasión.
-Hombre, paisano. ¡Si son indocumentaos! Y no son l’únicos: los de Torrejón d’Ardós en Madrí iguá.
-Es que pa jesa gestión está l’autoridá de la migrasión. Y a partí d’ahora va quedás en ley c’hay qu’empadronarlos si viven en er municipio. Pero vorviendo a la’conomía agrícola de nuestro pueblo, como a toa la d’esta tierra, a lo largo d’este año nuevo se v’a recuperás, disen lo’spertos.
-Pos más vale, paisano, porqu’er horisonte no pué apareser más negro.
-¡Ah! Y er turismo. Jeso sí, la construsión lo tiene más cruo.
-Pa’r entendés de l’autoridá de la unión uropea, paisano, España será l'única'conomía importante der mundo que no creserá’ste año.
-En jeso no coinsiden otros analistas, Curro. Ya le digo, er campo y er turísmo van a creser en ingresos económicos.
-Pos c’así sea, paisano. Ya tendrem’ocasión de comprobarlo, porque lo que vamos a ves por fin es que se prolong’hasta los setent'años la’dá de jubilasión.
-Como no sea pa los qu’empiesan a trabajá’hora por primera ves, lo veo difísil Curro. Lo’sindicatos se van a parapetá enfrente porque no’s de resibo ni pa los que llevan currelando toa la vida, ni pa siertos trabajos.
-Pos jeso es lo qu’esije a los políticos er presidente de lo’mpresarios ahora, porque las pensiones de jubilasión peligran.
-Jese señós con lo que ti’ensima mejó’stá callao. Pero, ¿Cómo v’hasé empesá a trabajá cotisando d’arta en los seguros sosiales a los catorse años, como fue mi caso, y está’sta los setenta? Pa los qu’empiesan a los treinta, bueno’stá Curro. O ¿es c’usté empesó después?
-¿Yo? Paisano. Con nuev’añitos ya’staba yo antes de c’amanesiera sacando un jorná en er campo pa llevás a casa.
-¡Pos ahora pa que no s’hubiera podío jubilá usté cuando cumplió sesenta y sinco!
-Lo que tien que jasé es no prejubilá a la gente con cincuenta, qu’eso si qu’es un dolós.
-Curro, jase tiempo que se viene contemplando er problema de la’dá, ¡por c’ahora la gente se muere más mayós!, y er dinero pa cubrí to’sos años merma l’arcas.
-¡Claro paisano! Y venga’mpuestos que tenemos que pagás los demás pa resarsir. ¡No te digo!
-No se me rebele, qu’eso lo pagan descontao de la nómina los que trabajan y la’mpresas. Y usté ya es agente pasivo.
-¿Pasivo yo? Cuando llegue la declarasión de la renta me dise osté lo pasivo que yo soy pasando por ventanilla. ¡Los pegos que jay qu’escuchás!
-Usté no confunda la contribusión de la renta con la aportación der seguro social. Qu’éste es er único dinero que luego se utilisa pa nuestra pensión. Y como ca ves somos más pa cobrás, y menos pa pagás, pos jay que retrasá la’dá pa’mpesás a cobrás sin trabajás.
-Vel’osté, ¡lo que yo le disía antes!
-Sí, Curro. Pero por lo que yo sé, jeso lo irán aplicando poco a poco a la gente que s’ha incorporao ar mundo laboral con edá más madura. ¡Vamos! c‘usté y yo jasta pué que no lo veamos.
-No sé paisano. Pero s’encargarán lo’sindicatos y por supuesto mis’jos d’oponerse porque su negosio no da pa más, con tantas cotisasiones y tantos pegoletes. Y no sé porqué dise jeso de que no lo veamos, ¿o es que se la’rvidao?: yo con mi chicuela d’aguardiente de nuestro pueblo pienso resistí to lo c’haga farta. Per’osté no lo vaya disiendo…

viernes, 22 de enero de 2010

LA LASTRA

-Tenía yo ganas, paisano, de velo. ¿Vi’osté la notisia que sirculó’ste fin de semana pasao, disiendo c’a Ben Laden se l’ha puesto to la cara de Gaspás Llamasares?
-¿No la voy a ves? Si ha’ntrao er año con una güasa que pa’qué. La semana pasá fue Sapatero con la de míster Bean, habrá que ves si la que viene le toca a Rajoy con la der conde de Montecristo en la masmorra. Jesos yanquis tienen un servisio de inteligensia, Curro, que se debía de llamás servisio de incompetensias.
-Verá’sté, a mí no’sque los políticos s’an santos de mi devosión no. Es que uno como’spañol siente lo d’aquí, y no traga c’afuera se mofen.
-Jase usté bien, Curro, pero recuerde lo que le dije: en er estranjero a los políticos le dan la vara, aunque con Llamasares le v’a doler la cabesa a arguien. Vea si no usté a los de la ONU, la que le’stá cayendo a cuenta de la ineptitú que vienen mostrando pa remediá la desolación de Haití.
-Una desgrasia mu grande, paisano, con tantos muertos por tos laos. ¡Y, ahí los quiero ves yo!: Arremangándose, que to no v’a sés irse de comidas y senas de “trabajo”.
-Tampoco se pas’osté, Curro. Allí tienen qu’está gentes que sepan lo que hay que jaser, y los políticos pa buscás er dinero y pa invertirlo con talento en c’aquello se recupere pronto.
-¡Ca!, paisano. De los políticos la gent’está ya mu’scamá pa confiá en que resuervan.
-Si’mbargo en l’ancuestas no’scapan mal.
-¿De qué’ncuestas habla osté?
-Las que s’han hecho pública'stos días, Curro, der instituto d’estudios sociales, vaya.
-Pos a mí, como si m’habl’osté'n arameo.
-¡Curro! De cuando en cuando, se jasen sondeos pa ves qué piensa la gente d’ellos. O ¿es c’usté no s’ha’nterao argunas veses de: que si éste va a perder la elecciones; que si aquél va a ganarles; que si er otro no’stá d’acuerdo?
-Jeso se llama sondeos demoscópicos, paisano.
-Joé, Curro, se jase usté er patán ¿pa quease comigo? y, ahora, me suerta usté’se palabro. Pos a ves si ya s’entera usté que los políticos jasen farta, y por eso la gente los valora.
-Pos por mí, que no sufran ni se sacrifiquen más.
-Claro, jeso lo dise usté porque tien’er riñón cubierto. Pero’n er mundo son muchos los desgrasiaos que se levantan por la mañana sin tenés na que llevarse a la boca. Ahí tien’usté lo que dise er diario hoy: En la UE, hay ochenta millones de europeos sumidos en la pobresa. Y entr’eso’stamos lo’spañoles; mientras, otros como los controladores aéreos, con perdón por señalá, se lo llevan calentito.
-¡Er diario! Paisano to er mundo no podemos ganás lo mismo.
-No, Curro, jeso sí que no. Ve usté, ahí nos podemos poner de acuerdo. ¿Pero no tenés na?, como jesos pobresitos de Puerto Príncipe. ¿A usté no se l’incomoda er cuerpo?
-No fartaba más, paisano. Por jeso yo contribuyo con mi aportasión pecuniaria.
-Jeso son limosnas. Equilibrio y justisia social Curro, respesto a los bienes de la tierra. Si no, lo que desía mi agüela: de güenas intensiones jestá er infierno lleno.
-Joy vien’osté en plan soviético.
-Ya creí Curro, que m’iba usté a sartá con aquello de que no lo vaya disiendo por ahí, per’usté con su chicuela de aguardiente de nuestro pueblo… Pos ¡ea!

sábado, 16 de enero de 2010

LA CHICHARRA PETULANTE


Que ocho de cada diez
resulten ser usuarios,
a mí se me importa un pito:
yo en ese trasto me cago.

Las estadísticas dicen
porque lo tienen bien claro,
que todo bicho viviente,
tendrá que pasar el aro.

Ese artilugio pedante,
por móvil más conocido,
a mí me toca la pera,
sin tenerlo en el bolsillo.

En los últimos sondeos,
yo estoy con la minoría,
de esos dos de cada diez
que aún se resistirían.

Es un aparatito coqueto,
y una vez que está contigo,
se apodera descarado
de tus notables sentidos.

Un telefonito portan
ufanos ejecutivos,
también mandos intermedios
y los ujieres altivos.

Señoras, órdenes terminantes
a sus marmotas les dan,
cuando van hacia el mercado
con el chisme a tutti plan.

Y, las marmotas a sus peques,
que, cuando salen de casa,
nunca se marchan sin él
para llamar a la basca.

Es distinguido viajar,
en medios muy concurridos,
y así, mostrarse estirado
en soliloquios aburridos.

Caminar con pasos largos,
o pararse en las esquinas,
con una mano en la oreja:
bla, bla, bla, es una cosa que priva.

Comprendo a los interfectos
que duermen acurrucados,
junto al artefacto de marras,
a falta de mejor bocado.

Yo para caminar seguro,
para viajar y ausentarme,
no necesito el amparo
del pírrico cachibache.

Para hablar cuando voy solo,
requiebro a alguna morena.
O hablo conmigo mismo,
que no es vana terapéutica.

El uso del celular,
podrá dominar al mundo,
pues -para lo que hay que oír-,
yo en esa práctica, no abundo.

Que el género epistolar
haya pasado de moda,
no confiere al cacharrito
hegemonía absoluta.

Asumo sin resistencia
que las ciencias adelanten,
mas, aplaudo entusiasmado
el progreso no pedante.

Que el vivir, y vivir bien,
no tiene que ser sinónimo
de prácticas alienantes.

He dicho.
Enero 2002

viernes, 15 de enero de 2010

LA LASTRA

-A los güenos días Rafalita. No veo a Curro ¿es que le pasa argo?
-Buenos días tenga usted. Que yo sepa no. Es que hoy ha llegado usted antes. Ya mismo lo tendremos aquí.
-Esperemos que venga porque hoy no me voy a quedás; mañana Rafalita, la peña flamenca der pueblo me jase una distinsión com’al peñísta vivo má’ntiguo.
-Pues enhorabuena. Con esas consideraciones merece la pena cumplir años.
-Años, y que uno jiso allí lo que pudo por er flamenco, cuando tenía una edá, vaya. Además, tenemos una cantaora pa selebrarlo que no hay que perderse.
-Cómo, paisano ¿ya’stá osté aquí?. Güenos días, ¡abrá osté venío en trineo! Con tanta nieve…
-No crea usté Curro; er agua c’ha caío después con ganas, ha limpiao er piso y ya se sircula bien.
-De qué cantaora hablaba osté. ¿Se pué sabés?
-Cómo no; la peña der pueblo c’ha organisao una reunión de cante y toque con una invitada que viene de Madrí, aunqu’es una andalusa de la provinsia de Jaén, que canta con un arte que pa qué le voy a desí Curro.
-No es menestés que siga que ya sé a quien señala osté. Jesa mujés es tó sentimiento y arte, con jesa vos tostaíta que mese. Y seguro, paisano, qu’estará a l’artura der homenaje c’osté se merese.
-Muchas grasias, hoy s’ha levantao usté generoso. Pos jeso le desía a Rafalita que no me quedaba. Per’usté ¿cómo lo sabe?
-¡Ah! ¿Osté no sabe que yo tengo mis fuentes? Jeso es una notisia que nos compesa, paisano, de tantas otras que lo surfuran a uno.
-Pero’n qué’stá pensando usté, Curro.
-¿Qué le paese osté er choteo que se traen con Sapatero los medios de comunicasión estranjeros a propósito de presidí la unión’uropea? ¿No ha visto osté en internés que l’han cambiao la cara por la de un caricato inglés?
-¡Vaya por dios! Curro. Y, ¿jeso a osté le duele?
-¡Hombre!, paisano. Que no nos respeten me sorfoca. ¿O’s que no vamos a tenés disnidá? Y tó porque’ste hombre paese lelo con tantos pegoletes.
-Curro, hay que tomárselo con er mism’humor que ponen los medios de comunicasión, cuando se trata de darle leña ar mono político. En jeso lo’stranjeros son implacables querido amigo. Si no mir’usté ar marido de la señora Robinson.
-Er irlandés que la mujés l’ha coronado la testa ¿no?
-Pos ea. Vel’usté ahí tragando ar buen señós a sus años. Claro que’sque la cónyuge no escandalisa tanto por la infidelidá, como por habés metío la mano en la caja der erario público. Ellos, los dos, tan conservadores y restos. ¿Qué le paese a usté?
-Pos qué me v’a paesés: ¡Que como es dinero de lo’mpuestos, to er mundo trinca! ¡Menos fisco y má dejás a lo’mpresarios respirás!
-Como siempre Curro, usté barriendo pa dentro. ¿S’ha enterao usté der terremoto de Haití?
-¿No me voy a’nterás?, una cosa terrible.
-Pos que sepa usté qu’esa desgrasia l’ha ocurrío ar país más pobre d’América.
-Ar perro flaco, paisano, to se le güerven purgas.
-Pos jeso Curro, porqu’en ese país nunca s’han pagao impuestos legales. Aquello ha’stao en manos corrustas de oligarcas despotas, qu’er país se l’alquilaron a multinacional’estranjeras sin escrúpulos, c’han esquilmao la fértil tierra durante dos siglos, y ar pueblo l’han dejao en la miseria sin visos de recuparasión. ¿Qué me dise usté?
-Qué quí’osté que diga… paisano. Yo con mi chicuela de aguardiente de nuestro pueblo… pos ea.

viernes, 8 de enero de 2010

LA LASTRA

-Paisano, trae osté una cara demasiao complasiente pa como ha'ntrao er año.
-En prinsipio Curro yo, a Rafalita y a usté, les deseo lo mejós par'este año nuevo.
-Pues que ese deseo le alcance a usted también. Una, con tener salud para poder abrir todos los días el establecimiento se conforma.
-Y yo paisano, conque no me tengan que’rrastrar hasta er méico, me conformo.
-Con la salú que rebosa usté Curro, eso tardará. En tó caso digo yo: es que con lo mayorsito que usté es, cuando haga farta, c'ajolá sea tarde, ¿ar médico no pue usté ir por propia voluntá?
-¡Sí! paisano; so sí. Ahora, mientras yo'sté pa'ndá, no nesesito ir ar méico. Por mis propios piés ¡me niego!
-Pos ya'stá usté trasnochao con tantos pegos, y tié usté ganas de joder a su'hijos. Hoy Curro, con lo adelantá que'stá la siensia, no hay que temerle a los galenos.
-Un matasanos siempre será un matasanos, no se l'orvide a osté paisano. Y de los políticos ni le cuento, eso me lo reservo.
-Pae, pos ya pa qué le voy a preguntá cómo ha'ntrao usté er año.
-Le paese a osté poco, acostarse’r día 31 con er borsillo más vasío que la gorra un rumano tocando l’armónica en la puerta er INEM, y levantarse conque l'han subío tó menos la pensión.
-Comprendo su rebote porque pa quejase usté no necesita que lo lleven. Pero, y los Magos ¿s’han portao bien? O ¿no?
-Desde luego, pa como’stá la cosa han sío generosos paisano. ¿Y con osté?
-Yo qué quié usté que le diga Curro. La lluvia, que paresía iba a compensá nuestros males, mir’usté por dónde nos van a salí hasta escamas como ar pescao. Por mu poco me tengo que volver ar pueblo porque por la carretera hay que circulá en sodia. Y l’asituna por er barro, y sin poderla coger. Yo qué sé, yo qué sé.
-Pos así paisano, mire osté, vamos a presidí la unión’uropea. ¿Osté se cré?
-Curro, pa eso lo’spañoles no vamos a ser los peores. Otros sosios vendrán que a vés cómo lo jasen.
-¿Otros peores? Pos que paren er carro que yo m’abajo.
-Son países con menos esperiensia democrática y má desigualdades sociales. Aunque verá usté que pronto aprenden.
-Pos’paña con cuatro millones de paraos ya tié dond’entretenerse, como pá cuparse d’uropa.
-En eso Curro, España ya’stá rodá. Ha mucho que políticos d’aquí vienen ocupando cargos importantes. ¿O es que usté no lé er diario?
-¿No me diga?, paisano. Osté bromea. Yo’stoy informao sin nesesidá de buscá las notisias amañás.
-Un día me contará usté er secreto para llegar a su venerable edá con tanta clarividensia.
-Ya se l’ha orvidao que yo con mi chicuela d’aguardiente de nuestro pueblo…, p’osté sabe paisano.

jueves, 7 de enero de 2010

Enero 2009
SOBRE EL CAMPOS DE GUITARRA
¿Por qué será que estando, históricamente, tan relacionados los cantos y -el cante- la guitarra, ésta no goce de la misma consideración que le depara la afición al cante? Según Emilio García Gómez, la música oriental de origen grecopersa que llegó a Al Andalus en el siglo IX, ha sido la matriz de la música que actualmente existe en España. Y todo, gracias a Ziryad, El Pájaro Negro que, con su presencia y potencia artística por estas latitudes después de abandonar la corte de los abasíes de Bagdad, haría escuela e infinidad de seguidores, el primero el Emir Omeya de la época, que obligaría al bagdadí, afirma Lévi-Provenzal, a proponer a la autoridad competente del momento el proyecto y ejecución del primer Conservatorio de Música de Córdoba, y de todo el Mediterráneo, donde enseñar la música que él conocía, propiciando que más adelante se desarrollase la originalidad que distinguiría a la andaluza, acompañada con el instrumento de cuerda más popular que, a la sazón, sería el precedente de la actual guitarra flamenca después de ser innovada por aquel prematuro artista renacentista, con una cuerda más -la sexta y forma actual del instrumento se añadiría seis siglos después-, el material y división del traste en el diapasón.
Luego vendría aquello, que Andrés Segovia sostuvo y otros dudan, de que la guitarra flamenca es una desviación de la clásica, empero, como se sabe que con la llegada de los gitanos, en su trashumancia, se difundirían las formas de tocarla en Castilla y a su vez como lo hacían los moriscos; es decir los arpegios que aplicaban los norteños y el punteo que acostumbraban los meridionales -los trémolos y golpes en la caja, y con el tiempo la cejilla para darle a cada cantaor su tono, serían unas características distintivas ya a partir de mediado el XIX-, se unirían y así irían perfeccionándose para, cuando definitivamente se incorporara al acompañamiento del cante flamenco primitivo, expresarse enriquecida por unos y otros modos pretéritos de tocarla adaptándose a la necesidad que la demandaba, siendo siempre el mismo instrumento aunque quien la tocase le extrajera otra música. Es entonces el momento en el que ya sería reconocida como, afirmaba García Matos, guitarra flamenca o mora, o árabe, aunque esto último para él no respondiese a de la realidad.
A partir de entonces, empezarían a sobresalir aquellos míticos nombres que con la guitarra flamenca aportarían su arte para coadyuvar a engrandecer el cante: Patiño, Paco el Barbero, Javier Molina, Paco el de Lucena, Rafael Marín, Ramón Montoya, Perico el del Lunar, Paco Aguilera, Niño Ricardo, Manolo de Huelva, Melchor de Marchena, Juan Serrano, y muchos más que harían interminable la lista de quienes con la sonanta señalarían el modo de iniciar una carrera artística en solitario, cada vez más exigente y rutilante, para que unos elegidos como Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Serranito, y una pléyade de virtuosos seguidores en la actualidad la hayan situado definitivamente en todo el cénit de este noble arte musical.
Por el trienal Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, desde 1965, desfilarían muchos de ellos, como por otros certámenes después, contribuyendo a acercar a la masa el instrumento de las seis cuerdas para que en su versión flamenca se convirtiese en una disciplina a la que accederían, no tanto los caprichosos con ganas de tañerla, como los más dispuestos a sacrificar su tiempo, esfuerzo e inteligencia, en aras de hacerse un lugar entre los privilegiados que en la actualidad gozan del reconocimientos de todos los públicos, más allá de los cabales resaltados por Anselmo González Climent, de todo el orbe. Para ello, serán muchos los maestros que, tanto en sus academias particulares como en los conservatorios que han incorporado su enseñanza, iniciarán a tantos tiernos infantes que de forma natural se seleccionarán en una criba que está dando a conocer auténticas figuras jóvenes que, ya en el acompañamiento al cante y/o al baile, ya para el concierto, o en ambas expresiones en un mismo acto, suponen una esperanzadora cantera que contribuirá a que de cara al futuro podamos seguir siendo optimistas porque la belleza que se crea con el toque de este singular instrumento, perviva para bien de unos seguidores que confiamos sean más, incorporando a su vez a todos los que tan vivamente se interesan por el cante, conociendo que con el baile pasa lo mismo, entre los muchos aficionados de toda la vida, que no muestran el mismo interés por esta cara del arte flamenco en su versión de concierto, prestando el mismo apoyo y foros –léase peñas y salas de conciertos- de acogida que se le brindan al cante; ¡y concursos!, sabiendo que cuando éstos se ofrecen, sus organizadores se ven desbordados. Porque es una verdadera lástima que luego, aquellos que destacan, no sean acogidos en recitales que contribuyan a resaltar lo que el concurso ha premiado, y ¡cuánto nos perdemos! con este déficit, los que nos sentimos atraídos por su reclamo. Por esta y otras razones, siempre será un gesto de bien nacidos agradecer iniciativas como la de la vocalía de flamenco del Ateneo de Córdoba, proyectando y proponiendo un acontecimiento como es un concurso de guitarra flamenca de concierto que, para nuestro deleite, se sumara a los seis u ocho certámenes que a nivel nacional se convocan, y que tanto fruto aportan al tesoro que nuestros ancestros nos legaron.
Han transcurrido ocho años y el Campos de Guitarra ha venido siendo la feliz consecuencia de esa iniciativa que, durante este tiempo, se ha convertido en una realidad asentada para su desarrollo en el bello foro que tan generosamente ha proporcionado Bodegas Campos, -firma cuyo centenario de existencia, por cierto, se ha celebrado durante el 2008- en su Sala Flamenca, por donde han pasado tantos ilusionados aspirantes que en leal competencia dejaron su impronta y, ganando o no, ser más reconocidos por sus méritos propios juntos a los que se alzaron con los premios en las sucesivas ediciones. Entre éstos, los nombres de Antonio Prieto El Currito, Javier Conde, Isaac Muñoz, Juan Marín El Juani, Severiano Jiménez Niño Seve, José Antonio Díaz, Antonio Cáceres, Jesús Majuelos, … Ninguno con mucho más de veinte años, entre las varias decenas que compitieron para exhibir su virtuosismo ante los asistentes, en los que me plugo, y los excelentes aficionados que conformaron los distintos jurados de las cinco convocatorias, compuestos por Francisco Dios, Francisco de Cid, Francisco Jiménez, José Carmona, Manuel Baena, Manuel Ruiz, Jaime Luque, Francisco Ojeda y, Antonio Perea presidiendo. Con un broche final después de la entrega de premios en el Gran Teatro de Córdoba, donde participarían figuras del toque, el cante, y el baile de la talla de El Pele, Luis de Córdoba, Mariví Palacios y Antonio Alcázar, Fosforito, Rafael Ordóñez, El Califa, El Séneca, Manuel Silveria, Rafael Trenas, Patrocinio Hijo, y Antonio Migueles. Seis acontecimientos a cuenta de cinco grandes finales y un homenaje a la Cátedra de Flamencología de la UCO que, gracias a la buena organización del Ateneo cordobés, los patrocinadores y la brillante participación de los protagonistas, se harían buenas las declaraciones, en su día en un programa flamenco de televisión, del desaparecido profesor de maestros de la bajañí Rafael del Águila, diciendo: …hoy se toca más difícil, más flamenco y más bien que nunca.
Abril 2007

Luis de Córdoba en la Cátedra de Flamencología de la UCO.

Hacer pública mención de profunda satisfacción, y por esto de agradecimiento a quienes en la UCO confiaron y confían en el siempre inquieto maestro Agustín Gómez para hacer realidad su ilusionado proyecto de crear hace más de diez años su Cátedra de Flamencología en Córdoba, no es nada original porque, aparte de que en los media de cuando en cuando se reflejan estos sentimientos, es común entre la afición, semana tras semana y de boca a oreja, comentarlo y congratularse del disfrute que supone asistir a sus aulas.
Sin embargo, no siendo tampoco inédito, hacerlo para abundar en el feliz hallazgo, para muchos, desde el comienzo del curso 06-07 hasta la fecha en que ya está próximo el fin del actual, de la brillantísima y bien aprovechada labor investigadora y de divulgación oral del soberbio aficionado que es Luis Pérez Cardoso, en la difícil y ardua tarea de los lunes por ofrecer el fruto de un trabajo concienzudo de recuperación del vasto e intrincado campo del acervo histórico flamenco, en una fresca puesta al día que ha conseguido impresionar y mantener la expectativa de unos embelezados y entregados alumnos/as, no es ser reiterativo ni mucho menos adulador, dios nos libre. Y todo, siendo justo, sin olvidar la competente y oportuna presencia del profesor de guitarra del Conservatorio, Paco Serrano.
Comprendo que a nadie sorprenda a esta altura, le guste más o le guste menos, la fulgurante trayectoria profesional del cantaor Luis de Córdoba, conocido también de buena parte de la afición por su celebrada faceta de conferenciante, escritor y mecenas, desde que en 1972 consiguiera ser noticia por hacerse con la máxima distinción del certamen que por entonces se convocara en la cordobesa localidad de Cabra, y que al cabo de esos, más de 35, años haya sido capaz de consolidar ese logro no ya de reconocida y destacada, en multitud de foros, figura del cante, sino de portento intelectual que sin hacer ruido se interna en el frondoso y secular archivo del flamenco para pulir y mostrar el tesoro musical que, no siendo suficientemente conocido y valorado entre los propios, halla para elevarlo de nivel en estos tiempos de imparable globalización, contribuyendo a resaltar un singular prisma del ser andaluz, a años luz del folclorismo huero y, más en sintonía con aquel otro paladín que hace medio siglo se hiciera notar por su buen hacer: el hispanoargentino González Climent.
Abril 2006
Enrique Heredia Chacón
Frecuenta la Peña El Rincón Flamenco pero no es el aficionado al uso. Enrique Heredia Chacón es un gitano que ejerce. Y lo mismo que los toreros de arte, hasta andando demuestra su pinturería.
Un año singular, 1947, imposible de olvidar para los cordobeses y para los seguidores del planeta de los toros (por el luctuoso suceso acaecido al que fuera conocido por todo el mundo por "Manolete" y dentro de los círculos del arte de Cúchares, con el sobrenombre con que lo bautizara el periodista Mariano de Cavia en una soberbia crónica de su tiempo, como El Monstruo), nace en un rincón de la Axerquía de nuestra ciudad, con un marchamo singular, según él, que puede dar perfecta réplica a la trianera castiza Cava de los Gitanos, y cuya nomenclatura, Piedra Escrita, evoca una época singular por haber sido encrucijada clave que tantos recuerdos dejara en su retentiva y retina.
Lugar de encuentro y vivencias de personajes inéditos en otros pagos, pero que en su extensa geografía urbana hacía concurrir, a unos, por su afinidad con el Matadero municipal, cerca de la Merced, y a otros, en su predisposición buscavidas a lo que saltase en la entonces depauperada Costanillas. Todo en el popular barrio de Santa Marina, en cuya parroquia fue bautizado.
Crece en medio de una familia, siendo el mayor entre cuatro hermanos, donde lo cañí cobra para él una importancia que le iba imprimiendo carácter preferencial, sin por ello menospreciar lo gaché, porque su madre es una castellana de casta.
Siendo todavía un niño, como tantos de su tiempo entra de aprendiz en uno de los muchos talleres de platería que proliferan en la zona y, en esas labores se desenvuelve hasta su obligada incorporación a la "mili" para, después de licenciarse, empezar a trabajar en la hostelería y más adelante hacerse un buen profesional de la cocina, lo que le propicia la ocasión de formar parte de la plantilla de un importante hotel de nuestra localidad en donde, no ha mucho, se ha jubilado en el desempeño de jefe de partida después de más de treinta años en la misma empresa.
Enrique Heredia se siente flamenco de "nativitati" por el seno familiar que lo acoge en su arribada en este mundo, y porque en el entorno urbano del mismo es en donde experimenta sus primeras vivencias.
Muy jovencito conoce al que con el tiempo será su suegro, Antonio Castro El Pirolo, gitano del barrio que se gana la vida, en parte, con el cante allá por la década de los 50, junto a los conocidos Automoto y otros, como el tocaor Antonio El del Lunar, a la sazón padre del gran guitarrista Juanito Serrano, inmortalizado, por cierto, mientras el reloj de Las Tendillas dé las horas, y él disfrute cuando vuelve por su tierra porque vive gozando, afortunadamente, del máximo prestigio establecido en Usamérica.
Las actuaciones del que va ser su familiar político, en las ventas y lugares de encuentro de los flamencos de Córdoba, así como en los de la villa y corte capitalina en donde también se prodigó, a Enrqiue le despiertan el gusanillo y el deseo de probarse en el cante, por lo que se pone en disposición de recibir las enseñanzas que El Pirolo le brinda y que le van a permitir adquirir conocimientos como para atreverse y estar a gusto cantando por soleá.
Su padre, que en las fiestas familiares se daba sus "pataítas", sus tíos Cipriano que con la sonanta le daba la réplica, y don Luis, con su atesorada sapiencia, gitanos ellos entre los cabales, lo animan para que dé el paso y se suba al escenario. Primero ante los micrófonos de la Radio Córdoba de entonces, comprobando que el público se vuelca con él y, después, en el desaparecido Teatro Duque de Rivas, cuando tenía 18 años, junto a su primo Manuel de los Reyes Heredia, guitarrista que había destacado, según el jurado, en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba del año 65 (certamen por cierto en el que el maestro granadino Manuel Cano consiguió los máximos reconocimientos). Desde entonces, y siempre por afición, su presencia en escenarios de peñas y lugares de citas flamencas es requerida, y él se entrega.
Se casó muy joven con una gitana que con el tiempo le alumbró dos churumbeles, los cuales ya le han regalado tres nietos, también cañís, y orgulloso en estos momentos de que la mayor de ellos esté prometida para el desposorio.
En el cante, sus maestros preferidos son Antonio Mairena y Juan Peña El Lebrijano, pero no esquiva acordarse de otros gitanos porque él quiere siempre acentuar que bebe de la fuente que mana de los de su raza, preferentemente de los procedentes de la geografía flamenca que se sitúa en los barrios jerezanos de Santiago y San Miguel, desde la calle del Sol a la Porvera, pasando por Doña Blanca. Contemplando el obligado desplazamiento mental a los Puertos, acercarse a la bahía y encontrarse con sus primos los Ginetos, los de Rosa La Papera y los asiduos de las calles de la Pelota y Santo Domingo en el castizo barrio de Santa María junto a las Puertas de Tierra para, cantiñeándose, seguir por el Campo Sur gaditano hasta la caletera encrucijada de La Viña y en su calle La Palma sentarse y escuchar a Juan Villar.
Enrique Heredia, ya lo hemos dicho, se crece en el cante por soleá, y en las bulerías se rompe la camisa llevado por el compás de estos aires festeros.